Cuando se me encomendó la tarea de escribir acerca de esta nueva experiencia de docencia aplicada a través de la tecnología, pensé primero en el hecho de una de aquellas premisas que te acompañan a modo de principios fundamentales cuando te arrojas a la tarea de ser docente, que es, entender que el educar es una práctica que no se realiza de manera inmóvil, sino que muy por el contrario, en cada hora de clases te avocas a dar lo mejor de ti, a darlo todo para que quien interactúa con los contenidos pueda ir perfeccionándose en este caso particular ad portas de su futuro desempeño en el mundo laboral, pero además en la cualidad cambiante del fenómeno educativo que nos permite situarnos constantemente bajo distintos escenarios y esto último es lo que ha pasado producto de la realidad mundial por temas sanitarios y como consecuencia los procesos de formación han debido adecuarse por tal razón.
Además de lo anterior es importante hacer referencia a las personas y a sus potencialidades, a las experiencias detrás del proceso educativo, a las distintas realidades y contextos en los cuales estamos inmersos, ya que es indispensable entender que durante este periodo, todos los agentes activos de la educación, hemos tenido que llevar a cabo un proceso de cambio, puesto que, nadie se encontraba preparado para este distanciamiento físico al que nos hemos tenido que adecuar por obligación y a pesar de esto cumplir con los objetivos de la educación…. Ahora a distancia.
Así es como aparecen dignos de resaltar dentro de la labor docente, valores fundamentales como el compromiso, la responsabilidad, la empatía, la ética profesional que hoy se evidencian con claridad al momento de ejercer este rol de mediador de aprendizajes.
Además es importante destacar como se han hecho necesarias, dentro de la labor docente, todas las adaptaciones metodológicas y los esfuerzos dentro de las practicas pedagógicas, para intentar eliminar todas aquellas posibles barreras de ingreso a la educación que son dadas por los distintos contextos de nuestros estudiantes y de nosotros mismos, pero justo es en aquel instante donde se transforman en fortalezas dentro de este proceso, puesto que la región de Aysén ya tenía un poco de esto. Las distancias físicas propias del territorio y sus largas horas de traslado entre las distintas localidades, las dificultades de conectividad tecnológica, El acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, en definitiva este aislamiento que no siempre es comprendido por quien no vive en este hermoso territorio denominado Patagonia.
Si me hubiesen descrito este escenario actual, tal cual como nos ha tocado vivirlo desde hace ya algún tiempo, no hubiese dado crédito a que fuera realidad ni menos aún posible, puesto que existían en su momento dos certezas, por una parte que las estudiantes que se matriculan, como consiguiente, quieren asistir a clases presenciales y por otra que los docentes acudíamos día tras día a la institución a impartir nuestras clases.
Todo esto cambia vertiginosamente, nos debemos conectar a través de dispositivos electrónicos desde nuestros hogares para hacer clases y al otro lado de la pantalla nuestros estudiantes hacen lo mismo. Debemos aprender y volver a entender la importancia de la comunicación a través de los dispositivos electrónicos, entre muchas otras tantas cosas. En lo personal los planes que se habían postergado producto de las mismas circunstancias sanitarias, de un momento a otro se concretan. Lo anterior se los comento porque de no ser así, hoy difícilmente estaría compartiendo mi experiencia con ustedes.
Me encuentro viviendo en España hace algunas semanas ya, pero además cerrando un periodo de clases en Chile, a miles de kilómetros y a pesar de la distancia física y horaria, esto producto de lo que en algún momento situamos como una desventaja dentro del proceso educativo, hoy es posible y se transforma en una ventaja con la que contamos hoy.
La verdad es que jamás me cuestioné, ni siquiera pensé en la opción de abandonar un proceso que ya había iniciado con los estudiantes, pero que producto de los planes familiares y personales me colocaban en la situación de necesitar el respaldo institucional para creer en que esto sí era posible. Así sucedió y la verdad es que bajo muchas de las circunstancias de adaptación al cambio de horario, rutinas y en general a una nueva cultura, se logra mantener un proceso de clases normal, aplicando las metodologías apropiadas para concretar los aprendizajes y abordajes, como si me encontrase, al menos en la misma región, pero ha todo lo anterior se ha añadido el compartir con los estudiantes una serie de experiencias durante este viaje y el asentamiento, además del conocimiento de una nueva cultura que me hacen hoy sentir que esto sí es importante para mí pero también para nuestras estudiantes.
Si hablamos acerca de los cambios a los que debemos habituarnos, pienso que lo vivido en los últimos meses es referente de la importancia que da a nuestra labor docente y al importante compromiso que tenemos con la formación de los estudiantes que no sabe de fronteras ni distancias, menos aun de barreras tecnológicas en el quehacer pedagógico, que trasciende y perpetúa lo que entregamos y se nos entrega día tras día.
Reafirmar nuestros principios y valores también está en evidencia al momento de las circunstancias actuales, cumplimos con multiplicidad de roles que nos dejan al descubierto y debemos sortear con la mayor serenidad, porque estamos en calma con nuestra labor y seguimos adelante con la convicción de los mismos, a pesar de las circunstancias externas.
Cuál es el aprendizaje para la vida, que las circunstancias cambian de un momento a otro, que no depende principalmente de nosotros bajo el escenario en el cual nos toca actuar, pero que además contamos con la posibilidad infinita de adaptarnos, adaptarnos a los cambios, adaptarnos a las circunstancias del momento, a lo que nos toca vivir, y eso lo permite el no estar atado a ligaduras que estigmaticen nuestra labor.
Hoy es así, mañana nos volveremos a reencontrar, para contar estas hermosas experiencias de vida, como hemos llevado este proceso de distanciamiento, como lo hemos sobrellevado y que vendrá a futuro, con los mejores augurios, porque hemos aprendido algo más.
Es por esta razón y la verdad que muchas, que deseo resaltar la importancia del compromiso y la responsabilidad que se genera al momento de embarcarse en la idea de ejercer docencia, porque en definitiva siempre y no me cabe ninguna duda, más que contenidos teóricos y las experiencias desde los abordajes pedagógicos, entregamos herramientas para la vida, experiencias de superación, las ideas constantes de empoderamiento, de crecimiento personal y lo que particularmente ha sucedido durante este periodo, es que los estudiantes que me han acompañado en este proceso, lo que puede transformarse en un gran ejemplo digno de replicar y que bajo ninguna circunstancia podemos ser menos que el ejemplo que algún día nos dieron y que hoy nos tienen aquí.
Termino estas palabras con una frase muy insigne que espero haga eco en su fuero interno “Estamos preparados para algo mejor, porque ya hemos aprendido” y tranquilos que si lo hemos hecho bien, seguiremos formando profesionales con un sello distintivo que es el del humanismo, que busca condiciones ineludibles de aspiraciones e ideales que buscan el perfeccionamiento todas y todos.
Beth Núñez Huerta
Psicopedagoga, docente CFT Los Lagos, Sede Coyhaique.